Dignidad humana

25.7.10

Madre

Gracias a ti creo más en la vida,
por tu alegría y tu sencillez encantadora.

Has triunfado en tus días: le has dado la razón al incondicional sí de la primera mañana de la creación. Has vivido con simpatía: en la algarabía de la infancia con siete hermanos, en la guerra y la postguerra, en el afán cotidiano. Haciendo picatostes con chocolate tu cara sonriente se ha grabado en la eternidad.

Has lucido encanto doméstico, economía, salero a puñados, y un ingenio intuitivo para acertar a la primera quien era el asesino de la película de la tele. Has vivido penas: muerte de seres queridos en la infancia, en la juventud; sufrida ayuda a familiares ancianos muy necesitados, trasiegos diarios, dolores, enfermedades...tu propia muerte tan abatanada por el misterio de la Gloria.

Has encandilado con tu belleza y tu cocina, con tu labor doméstica y tu personalidad amable y cordial. Has enamorado a tu esposo y cuidado de tu hijo. Laboriosa y serena, con garra, viviendo la vida echada hacia delante.

Madre y mujer: imagen de la esperanza, fuente de vida, raíz de la familia, madre mía.


José Ignacio Moreno Iturralde