Dignidad humana

28.2.10

La responsabilidad de los parlamentarios españoles ante la nueva ley del aborto

Como historiador considero honesto recordar que el cristianismo ha sido y es en la historia un agente de derechos humanos y de promoción de la dignidad de toda persona. Se trata de una religión, pese a que los cristianos hayan cometido errores ocasionales, cuyos efectos culturales y civilizadores son patentes. Por ejemplo: la Declaración de los Derechos humanos de París de 1948 tiene una clara inspiración cristiana. En Europa, durante siglos, las naciones han sido confesionalmente cristianas. Actualmente la propia doctrina social de la Iglesia, así como las democracias occidentales han profundizado en la autonomía de la sociedad civil respecto a los valores religiosos. Pero la sana laicidad no puede arrumbar el humanismo cristiano condenándolo al ostracismo de la ciudadanía. En este sentido, la nueva ley del aborto española se aparta completamente de nuestra civilización de raíces cristianas, romanas y griegas, al afirmar que es un derecho matar al ser humano más inocente, si supone causa de incomodo. Se trata de una ley profundamente inhumana y regresiva que pone en jaque el valor de la vida humana, defendida en todas sus etapas también por otras explicaciones antropológicas no cristianas. Sepan los parlamentarios que voten a favor de esta ley que se hacen corresponsables ante la historia de la muerte de miles y miles de seres humanos, así como del dolor y la pena de muchas mujeres a las que no se les brinda un apoyo eficaz para afrontar su maternidad.


José Ignacio Moreno Iturralde
Doctor en Historia Moderna