La lección más importante
Soy profesor desde hace 24 años. He dado clase en la Universidad y en la Enseñanza media, en diversas modalidades: enseñanza pública, privada y concertada. Tras este periodo docente no parece que puedan ocurrirle a uno muchas sorpresas; pero pocas horas antes de escribir esta carta me ha ocurrido una. Actualmente soy profesor de un colegio concertado. Cada dos semanas el capellán del colegio da unas nociones de vida cristiana, en un cuarto de hora, a uno de los grupos donde doy clase. Hace un mes había pedido oraciones a los alumnos por un amigo suyo al que le habían diagnosticado un cáncer sin curación médica. Esta vez este amigo estaba allí: Tal persona –de alto nivel intelectual y académico- quería ante todo dar gracias a los chavales por sus oraciones. Les dijo que los médicos le habían pronosticado poco tiempo de vida y que él “estaba muy contento porque pronto vería a Jesús”. Por último les animó mucho en sus estudios y les dijo que estaba a su disposición por si alguien necesitaba algo. Todo esto en cinco minutos escasos. Después de pasar muchos años como profesor he recibido –en el ámbito académico- la lección más importante que he escuchado en mi vida.
José Ignacio Moreno Iturralde
José Ignacio Moreno Iturralde