Eluana Englaro y su vida

Hay leyes insustituibles con muchos efectos beneficiosos y otros tremendos; por ejemplo la ley de la gravedad. Otra ley básica debería ser el respeto y cuidado de toda vida humana. Pienso que comprendo algo al padre de Eluana Englaro, la chica italiana que vive en estado vegetativo desde 1992. Sin embargo las disposiciones legales suponen una defensa del bien común y no deben basarse en casos excepcionales. En virtud de tales casos –llenos de compasión- las leyes sobre el divorcio, el aborto, y la crioconservación de embriones humanos se han convertido en un auténtico coladero de masas. En Holanda ya ha ocurrido algo análogo respecto a la eutanasia. Eluana no es objeto de encarnizamiento terapéutico, sino del cuidado propio de su estado. Ni el Estado, ni sus familiares deberían poner fin a su vida porque Eluana no es sólo una guapa ejemplar de homo sapiens malograda, sino una persona humana con una dignidad intocable que no depende se su calidad de vida. Si no es el curso de su naturaleza el que pone fin a la vida de una persona, el respeto a la vida humana se convierte en algo arbitrario y situacional con una probada gravedad mortal.
José Ignacio Moreno Iturralde
José Ignacio Moreno Iturralde
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