Dignidad humana

23.10.06

Ley de Investigación biomédica española y dignidad humana

El asombro ante una noche estrellada no es una actitud científica. El cariño hacia un hijo pequeño no es un afecto científico. El respeto ante un anciano enfermo no es una terapia científica. Todas estas manifestaciones nacen de la dignidad humana, algo que no es científico y que, sin embargo, fundamenta el derecho, la civilización y el sentido del progreso de las ciencias. Definir la dignidad humana es tan difícil como sostener la mirada al fiero sol. Gracias a la dignidad, aunque ella misma sea misteriosa e inabarcable por nuestra mente, vemos los contornos de las naturalezas de muchas cosas. Dentro de muy poco, el Parlamento español se dispone a aprobar la ley de Investigación Biomédica, por la que se podrán producir embriones humanos por clonación: algo así como hacer fotocopias de embriones para utilidades y negocios científicos, cuando existen células madre adultas que han dado numerosos éxitos clínicos. Este despojo de la dignidad de la naturaleza humana en su estado embrionario supone una modificación fundamental a la hora de entender la vida humana en su integridad. Se acepta que existen momentos de la vida que no son dignos de ser respetados. Tal tipo de ciencia acusa de confesionalismo a los defensores de la vida embrionaria, confundiendo dignidad con confesionalidad. Por este funesto error, tal ciencia -pensando no ser confesional- resulta ser indigna y nefasta para una sociedad. Futuros gobiernos podrán tener la oportunidad de restablecer el respeto legal por toda vida humana; tarea a la que cualquier ciudadano, desde ahora, puede contribuir con mayor empeño de modo personal o asociativo.

José Ignacio Moreno Iturralde