Abstinencia sexual y actualidad
Con perspectiva histórica nos damos cuenta de que el exterminio de judíos o el lanzamiento de bombas atómicas sobre población civil son aspectos horribles del siglo XX, que no pueden ser considerados como parte del progreso humano. Por otra parte, la llamada revolución sexual que comienza en los años sesenta ha provocado millones de abortos y de enfermedades venéreas. El descubridor del VIH ha llegado a afirmar que el sida es el hijo de la píldora abortiva. Sin embargo esta fuente de calamidades no es ahora reconocida como un mal objetivo; si no que se sigue fomentando la libertad sexual, con el insuficiente parche de los preservativos. Son pocos los que fomentan la indiscutible eficacia de la abstinencia sexual. Tal abstinencia, hasta la etapa esponsal, ha sido comprendida por múltiples civilizaciones como un valor de sentido común unido a la dignidad de la vida humana. Hoy no ocurre así. Es sencillo y lucrativo plantear la ayuda al tercer mundo en términos de preservativos y abortos. Pero mucho más serio y digno es ayudar a tales países con programas de educación media, universitaria y de capacitación profesional, que les permitan un mayor bienestar de vida, de cultura y de capacidad adquisitiva. Entender la abstinencia sexual, con las lógicas fragilidades, es comprender la dignidad de la vida humana y la relación paterno-filial como el eje de la humanidad. Es evidente que las personas que viven así consiguen una vida más lograda. ¿Por qué no reconoce esto, entre otros, el Ministerio de Sanidad español?
José Ignacio Moreno Iturralde
José Ignacio Moreno Iturralde
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