Dignidad humana

22.10.09

Evidencias científicas del dolor que sufre el feto al ser deliberadamente abortado

Algunas veces que tenemos que ver las cosas para sentirlas y saber cómo son realmente. Entonces reaccionamos y nos damos cuenta de la gravedad de la situación y alertas a los demás. Así pasa cuando, por ejemplo, has oído algo de unos campos de concentración donde se deshacían de judíos. Pero luego ves vídeos, escuchas testimonios y estás físicamente en esos mismos sitios donde asesinaros a millares de personas. Entonces es cuando te estremeces.
El siguiente texto es un fragmento del artículo sacado de esta web: http://www.vidahumana.org/vidafam/aborto/evidencia-fetos.html donde se preguntan si un feto siente dolor en un aborto. Lo envío porque me parece importante, aunque sea muy duro y cruel, saber la realidad del aborto, así como es duro y cruel las imágenes de campos de concetración. Pero te estremeces y piensas. Y alertas. Porque te das cuenta de lo que realmente es.
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Si este ser exquisitamente sensible es atacado por el aborto, ¿cómo podemos saber lo que le está a punto de suceder? Ya no tenemos que adivinar. En 1984 durante la Convención del Comité Nacional Pro-Vida en Kansas City, Estado de Missouri, Estados Unidos, el Dr. Bernard Nathanson, un ex-abortista que ahora dicta conferencias a favor del derecho a la vida, mostró una película extraordinaria, un sonograma (película de ultrasonido) de un aborto por succión. Lo que sigue es el relato de una de las delegadas, la Sra. Sandy Ressel: "El doctor decía: ‘La pequeña niña tiene diez semanas de vida y es muy activa'. Podíamos verla en sus juegos moviéndose, volviéndose, y chupándose el dedo pulgar. Podíamos ver su pulso normal de 120 pulsaciones por minuto. Cuando el primer instrumento tocó la pared uterina, la niña se replegó inmediatamente y su pulso aumentó considerablemente. El cuerpo de la niña no había sido tocado por ningún instrumento, pero ya ella sabía que algo estaba tratando de invadir su santuario. "Nosotros vimos con horror como, literalmente, maltrataban y descuartizaban a este pequeño ser humano inocente. Primero la espina dorsal, luego la pierna, pieza por pieza, mientras la niña tenía violentas convulsiones. Vivió casi todo este trágico proceso tratando de esquivar el intrumento cortante. Con mis propios ojos le vi echar su cabeza hacia atrás y abrir su boca en lo que el Dr. Nathanson llamó ‘un grito silencioso'. En una parte de estas escenas sus pulsaciones habían llegado a más de 200 por minuto, porque tenía miedo. Por último, fuimos testigos de la macabra silueta del forceps que buscaba la cabeza para destrozarla y retirarla, ya que era muy grande para pasar por el tubo de succión. Este proceso homicida tomó de unos 12 a 15 minutos. El abortista que practicó esto lo había filmado por curiosidad. Cuando vió la película dejó la clínica de abortos y nunca más volvió.